Es indudable que existen nuevas tendencias tecnológicas que están revolucionando los mercados financieros. El término Blockchain ha pasado a ser una palabra que casi todos hemos integrado dentro de nuestro vocabulario, pues es la tecnología con la que el sector bancario se está reinventando.
El auge de las criptomonedas ha sido una de las principales razones de que conceptos muy profundos, como Tecnología de Registros Distribuidos (distributed ledger technology o DLT), se hagan muy populares.
Pensar que las DLT y el Blockchain son lo mismo es un error muy frecuente. Pese a que fueron fundamentadas bajo el mismo concepto, son tecnologías diferentes con características muy particulares. Entenderlas puede ser más simple de lo que se cree.
La tecnología de registros distribuidos se define como una base de datos que está presente, o como su propio nombre indica, se distribuye en varias ubicaciones o entre varios participantes. Algunos autores consideran como DLT a cualquier sistema en el que la información que viaja por la red es compartida y consumida por todos los miembros que en ella participan. Esta tecnología, considerada como descentralizada, brinda la capacidad de conectar ordenadores ubicados en cualquier espacio geográfico, formando una red compartida de datos gestionada por sus participantes, sin necesidad de un tercero que la administre.
El Blockchain es, por su parte, una base de datos no relacional compartida en la que las entradas deben ser validadas y encriptadas. Representa un libro de contabilidad donde todas las transacciones son registradas mediante el uso de criptografía asimétrica o hash. La información que viaja en esta estructura se agrupa en bloques; cada uno contiene información del resto de los bloques de la cadena, de manera que, al cambiar la data de uno de esos bloques, es alterada la información en el resto de los bloques de la cadena. Así, se garantiza la inmutabilidad de los datos, formando una red distribuida y descentralizada.
Según lo mencionado anteriormente, encontramos notables semejanzas entre ambos conceptos. Pero entonces, ¿cuál es la diferencia entre estas tecnologías? Muy sencillo: el Blockchain es sólo una forma específica de DLT. Sin embargo, no todas las DLT son Blockchain, ya que existen otras tecnologías diferentes basadas en contabilidad distribuida.
Una diferencia más notoria es el nivel de descentralización que tiene el Blockchain. Dicha tecnología no implementa ninguna figura que tenga el deber de actuar como intermediaria de las transacciones, sino que son los propios miembros de la red los que deciden sobre la misma. En cambio, aunque la actividad de una DLT sea independiente, su estructura requiere de una figura necesaria para determinar las condiciones por las que se regirá, por lo que algunos autores la consideran pseudo-descentralizada. Además, la agrupación de la información en cadena es muy propia del Blockchain.
Indudablemente, ambas tecnologías poseen particularidades que las hacen novedosas y atractivas en el mercado actual, cada una con posibilidades de ser aplicada en diversos sectores.
¿Qué aportan estas tecnologías al sector bancario?
En el caso de la banca, el uso de estas tecnologías resulta ser altamente atractivo porque ofrece la capacidad de autenticar, distribuir, rastrear y proteger los datos de manera más eficiente. De hecho, el uso de DLT en entidades bancarias, ha permitido la realización de transferencias internacionales en tiempo real y una mayor cohesión entre proveedores y clientes. Pero los beneficios son aún mayores.
Cada día son más los proyectos financiados basados en Blockchain dentro del sector bancario, y es que, al ser un sistema no basado en la centralización y no poseer una autoridad que actúe como árbitro, se aumenta la transparencia en su funcionamiento, por lo que cualquier tipo de fraude adquiere mayor dificultad. De ahí la razón de que tenga la capacidad de mejorar la eficiencia y cambiar la forma en la que se vienen desarrollando actividades de este sector.
Así bien, estas tecnologías han arrojado claros beneficios en tiempos de envío, ahorro de papeleos y costes de conciliación; mejorando la eficiencia de los sistemas, permitiendo automatizar el mantenimiento de los registros, simplificando procesos que, con otras tecnologías pudiesen ser mucho más complejos y haciéndolos menos vulnerables a errores humanos.
De hecho, el desarrollo de sistemas basados en Blockchain ha permitido encontrar soluciones que solían no ser posibles con el uso de prácticas convencionales. Tal es el caso de la facturación como método de prevención contra el fraude interbancario, permitiendo que en la actualidad cualquier usuario pueda acceder a un historial de datos y comprobar si estos fueron modificados, aumentando la seguridad del proceso.
Incluso potencian los procesos de financiación comercial, la verificación de identidad y la gestión de préstamos y, al no estar controladas por ordenamientos internacionales, tienen la posibilidad de transformar el mercado financiero, revolucionando la industria bancaria y estableciendo nuevos modelos de negocio más innovadores.
Pero no solo esto. Convencidos de que el dinero digital será clave en el futuro, las entidades bancarias también han incursionado en la creación de divisas virtuales respaldadas por divisas reales construidas como «tokens» (vales), con el deseo de que se conviertan en activos de liquidación digital.
Y es que, existen entidades que ya trabajan para lograr que estas divisas digitales cumplan con todas las regulaciones de los bancos centrales, de manera que posean un respaldo para lograr que su valor no dependa de la utilización que le den los usuarios a las mismas, sino del apoyo que le den estas instituciones bancarias centrales.
Es esta la razón por la que cada día se suman más entidades financieras a incursionar e implementar estas herramientas con el deseo de favorecer sus operaciones y disminuir sus costos, adquirir mayor agilidad y veracidad en sus procesos y aumentar su seguridad.
Pese a que estas tecnologías y sus aplicaciones sigan en una etapa inicial en el sector bancario, han permitido realizar operaciones que en el pasado eran inimaginables, y han logrado que el mercado financiero se reinvente cada día para cumplir con las necesidades actuales de sus usuarios. Son, sin duda, tecnologías que debemos mantener en la mira, puesto que prometen dar mucho de qué hablar.