La liquidez de una compañía, es decir, la capacidad que tiene para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo, es uno de los aspectos más difíciles de gestionar puesto que una parte importante de su administración es impredecible.
Afortunadamente, en el mercado existen herramientas alternativas de financiación, como el Factoring y el Confirming, que cada año cobran más importancia dentro y fuera de nuestro país. De hecho, en España, casi el 20% del PIB ya se financia mediante una operación de Factoring y Confirming y en el último año, según datos de Factors Chain International, el volumen global de Factoring a nivel internacional creció más del 18%.
Tanto el Factoring como el Confirming son productos clave para conseguir esa liquidez tan necesaria para muchas compañías, pero, ¿cuáles son las principales diferencias entre ambos? Lo explicaremos a continuación.
Qué es el Factoring
Este servicio financiero, que se desarrolló a principios del siglo XV, permite a la empresa (cedente) entregar un crédito (generalmente una factura, aunque puede tratarse de cualquier derecho de cobro) a una entidad financiera (factor) y recibir a cambio el importe de esta factura, una vez restados de la misma los gastos e intereses generados en la operación.
Entre otras ventajas, el Factoring permite estructurar la financiación de las ventas, evitar riesgos de impago de los deudores (Factoring sin recurso), mejorar los ratios de cobro, gestionar todos los cobros nacionales e internacionales y optimizar la gestión de tesorería.
Qué es el Confirming
Por su parte, el Confirming es un servicio de gestión de pagos que desarrolló el Banco Santander en 1991 (pero que actualmente ofrecen todas las entidades financieras) y que permite a la entidad gestionar total o parcialmente los pagos a proveedores del cliente. Su funcionamiento es el siguiente: el cliente comunica a su entidad financiera la conformidad de las facturas de su proveedor, su cuantía y el pago previsto a sus vencimientos (suelen ser clientes que disponen de periodos de pago dilatados). Entonces, la entidad financiera informa al proveedor que recibirá el pago al vencimiento. Simultáneamente le ofrece la posibilidad de anticipar sin posibilidad de impago el cobro del pago correspondiente.
Entre los beneficios que ofrece al cliente final, se encuentran la gestión integral de todos los pagos (cuyo coste se reduce), la eliminación de tareas administrativas (que a su vez implica que no haya riesgo de pérdida de documentos y posibles falsificaciones), mejorar la relación de la empresa con sus proveedores y optimizar sus márgenes.
También cuenta con muchos beneficios para el proveedor, que puede anticipar las facturas en función de las necesidades de su tesorería y disfrutar de un sistema sencillo, ágil y multicanal que no consume riesgo bancario y ofrece seguridad en el cobro de sus ventas a un tipo de interés inferior al de otros productos de financiación.
Por tanto, podemos decir que el Confirming se enfoca en los proveedores, mientras que el Factoring lo hace en los clientes. Con el Confirming conseguimos poder de negociación con los proveedores (al asegurarles el pago) y el Factoring permite flexibilizar los plazos de cobro que se puedan pactar con los clientes. Y en lo que se refiere al análisis de solvencia, en Confirming se analiza la de la empresa solicitante; en Factoring, se analiza la del cliente de la empresa solicitante.
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