Los medios de pago y la actividad económica mantienen una relación simbiótica: la evolución de los medios de pago ha favorecido históricamente el desarrollo económico, y de igual modo, la evolución de la actividad económica ha provocado la modernización de los medios de pago.
El dinero en efectivo es el medio de pago más frecuente en el mundo, al ser utilizado en un 85% de las transacciones. Sin embargo, pese al aplastante peso del efectivo como medio de pago, se observa una mantenida tendencia a la baja del mismo. Y es en ese 15% de las transacciones distintas del efectivo (9,1% tarjetas de crédito/débito y 4,6% domiciliaciones/transferencias) donde se está produciendo una disrupción que afectará a la totalidad del sistema de medios de pago.
A pesar de estos datos, no se deben olvidar las sustanciales diferencias, que, en cuanto a medios de pago, se observan en las distintas regiones del mundo. Por ejemplo, en Latinoamérica el 61% de la población está fuera de los circuitos financieros, por lo que el efectivo es empleado como medio de pago en el 95% de las transacciones (99% en Perú, 98% en Colombia y 96% en México), a excepción de Brasil, donde solo el 15% de sus transacciones se realizan en efectivo y el número de operaciones con tarjeta se duplicó entre 2009 y 2013. El canal con mayor proyección es el de las tarjetas de crédito y débito, que ya representan el 81% de los pagos no realizados en efectivo.
En España prevalecen las transacciones con el pago en efectivo (84%), y las restantes se dividen a partes iguales entre el uso de tarjetas y transferencias. En cuanto a las tarjetas de crédito/débito, el número de operaciones por habitante y año (52) se mantiene lejos del promedio de la Unión Europea (79) y, aún más, de los niveles de uso de los países nórdicos (200).
Análisis de tendencias en los medios de pago
La irrupción de nuevos medios de pago, sumados a las opciones tradicionales, provoca que al usuario le cueste distinguir entre tecnologías, productos, aplicaciones y sistemas.
En este sentido, se espera que se produzca una convergencia y estandarización dependiente de las necesidades y expectativas de los usuarios, así como de la capacidad de las empresas del sector para generar soluciones comunes. En este proceso de convergencia influyen:
1) Tendencias globales: Internet y la tecnología digital aumentan el poder de decisión e influencia del consumidor:
- La movilidad: En 2017 el número de tarjetas SIM en el mundo (7.800 millones) superó a la población del planeta (7.600 millones de personas), según el informe Mobile Economy de la GSMA, entidad organizadora del Mobile World Congress.
- Las redes sociales: Por ejemplo, Facebook, superó en enero de 2018 los 2.167 millones de usuarios, compitiendo con China e India por ser el país más poblado del mundo.
- El Big Data ya genera un negocio superior a los 40.000 millones de dólares anuales.
- La nube o Cloud Computing abarata la arquitectura tecnológica tradicional y aporta flexibilidad en el uso de la información.
- Los wearables o «tecnología vestible» ha irrumpido en los medios de pago con pulseras con funcionalidad NFC, que permiten pagar en terminales de punto de venta como si fueran tarjetas sin contacto.
- El Internet de las Cosas (IoT) facilita, por ejemplo, la experiencia de pago, identificando los productos que se lleva el cliente y cobrándole de forma automática a su salida.
2) Tendencias sectoriales: El usuario utiliza el teléfono móvil para todo (redes sociales, navegación por Internet…) y cada vez más como medio de pago en tiendas físicas, en comercio electrónico y de persona a persona.
3) Tendencias tecnológicas
- Tecnologías inalámbricas
– NFC (Near Field Communication): Esta tecnología, lanzada en 2003 y que usa ondas de corto alcance para conectar dispositivos, es utilizada habitualmente para el funcionamiento de los wallets o monederos virtuales, en los que se guarda información sobre tarjetas de pago, cuentas bancarias y otras herramientas financieras personales, permitiendo realizar pagos de forma virtual.
– BLE (Bluetooth Low Energy). Desarrollada por Nokia en 2006, es especialmente adecuada para realizar marketing de proximidad, enviando ofertas cuando el cliente se acerca, o avisando a un vendedor de su presencia. El establecimiento comercial toma la iniciativa en la comunicación, a diferencia de la NFC, en la que es el cliente el que decide cuándo interactuar.
- Tecnologías de seguridad móviles
HCE (Host Card Emulation) y secure element. Compiten entre sí por el mercado de seguridad de los pagos a través de teléfonos móviles. La tecnología HCE (cuyo estándar fue liberado por Google en 2013) aporta seguridad a través del software, mientras que secure element lo hace a través de un hardware específico que se incorpora en la tarjeta SIM del teléfono.
- Otras tecnologías
– Blockchain: Tecnología que soporta la moneda virtual Bitcoin.
– Códigos QR (Quick Response): Imágenes bidimensionales que permiten guardar información legible por los dispositivos.
– Las baterías: una incógnita que pesa sobre los dispositivos wearables es saber si la tecnología de las baterías podrá resolver los problemas de espacio y rendimiento que requieren. Los intentos de mejora pasan por: aumento de capacidad, rendimiento, vida útil, carga ultrarrápida y abaratamiento.
¿Cómo sería el medio de pago ideal?
Los especialistas han consensuado que un nuevo medio de pago conquistará el mercado si es universal y versátil, pudiendo emplearse en todos los establecimientos físicos y virtuales, seguro (basado en tecnologías como la biometría y tokenización), práctico y sencillo, eliminando contraseñas complicadas, barato, respaldado por las principales entidades bancarias y con buena experiencia de usuario.
Si bien hoy en día el dinero efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado a nivel global alcanzando el 85%, es precisamente en ese 15% restante donde se está produciendo la revolución que, de forma inminente, hará que asistamos a una completa transformación del ecosistema de los medios de pago. La evolución en el tiempo de los múltiples factores y tendencias referidos irá decantando qué tecnologías se impondrán en ese renovado ecosistema.