Roberto Gutiérrez (CEO – Alvantia)
Para el World Factoring Yearbook – Publicación de BCR en asociación con FCI
Introducción
No es sencillo hablar de herramientas para generar liquidez a las empresas y de crisis económica cuando el mundo está pasando por la peor pandemia que hayamos conocido la mayoría de las personas que habitamos este planeta en la actualidad.
Este artículo se escribe a comienzos de abril y desde Madrid, España, claramente unos de los lugares más afectados por esta situación. Es por ello que no puedo desde esta tribuna dejar de acordarme de todas aquellas personas que más están sufriendo, que están luchando contra estas tremendas circunstancias, bien por enfrentarse de cara y en primera persona al virus o bien por haber perdido a un ser querido que tenían cercano. Nuestro pensamiento está con ellos.
En una situación de semiparalización de la economía, en donde la gran mayoría de las empresas están cerradas, donde los trabajadores con actividad lo desempeñan desde sus hogares y en donde los parados y los expedientes de regulación de empleo aparecen cada día de manera brutal, exagerada, como si se tratase de un virus económico, de una transmisión que infecta la actividad productiva y que se propaga entre los negocios, los comercios y las empresas, creo que lo más adecuado y oportuno es dedicar este artículo, necesariamente enfocado en el mundo de la financiación comercial, a hablar y reflexionar sobre los productos, servicios y herramientas que más pueden ayudar a las pequeñas y medianas empresas a salir hacia delante, entendiendo que nos encontramos en un estado de auténtica excepcionalidad, donde lo habitual, lo tradicional, quizás no sea suficiente o válido para afrontar esta crisis.
Las Pymes conforman, prácticamente en cualquier país del mundo, la gran mayoría del tejido empresarial, aportando actividad, empleo, riqueza y equilibrio. Su supervivencia es imprescindible para cualquier economía. La economía de ningún país podrá salir adelante si sus Pymes no continúan latiendo con ritmo vivo y constante.
El frenazo en seco de la actividad general impactará principalmente a las empresas más débiles, a aquellas que viven al día, que necesitan facturar cada día un determinado volumen mínimo, que requieren de los cobros de sus facturas cada semana para poder atender a sus compromisos con proveedores y empleados. Muchas empresas, la gran mayoría diría yo, viven y se desarrollan así.
Unas porque cuentan con pocos años de vida, otras porque han asumido el riesgo de crecer y comprometer su retorno a nuevos retos, otras porque se concentran en pocos clientes y otras porque las propias estrecheces del mercado y las difíciles negociaciones y acuerdos con clientes y proveedores, los costes generales, los impuestos, … no les permiten sino apenas sobrevivir en un ejercicio de malabarismo empresarial encomiable.
Cuestiones básicas
Las Pymes deben ahora más que nunca gestionar los conceptos de capital circulante, fondo de maniobra y liquidez. Es evidente que siempre lo han hecho, quizás sin recabar en ello, por propia intuición y necesidad. Todos los días, sin parar a pensarlo, respiraban el oxígeno que su propia actividad generaba. Ahora y durante los próximos meses, sino años, harán falta medicinas y respiradores para poder mantener las constantes vitales de las empresas.
Desde el punto de vista del empresario, estamos hablando de hacer un verdadero ejercicio de previsión del flujo de caja, de abrir, mantener o ampliar líneas de financiación que permitan apalancar estos momentos de dificultad en los buenos momentos que vendrán, de negociaciones con clientes y proveedores en donde se haga comprender que no estamos hablando de márgenes, sino de supervivencia y de seguir comprando y suministrando.
Lo importante, lo esencial diría yo, para los próximos meses, es seguir respirando mediante la obtención del mayor flujo de liquidez posible: cobrar al contado, o incluso parte por anticipado; obtener financiación aparejada a cada derecho de crédito lo antes posible; mantener una trasparencia y diálogo constante con nuestros financiadores, transmitir confianza y planificación; evitar planes de inversión a largo plazo que nos puedan comprometer el presente; y estar muy atentos a los flujos de cobro, son algunos de los principales deberes que ahora quizás necesitemos priorizar frente a labores comerciales y productivas.
Los sujetos intervinientes
Ahora bien, en un momento tan excepcional como el que se nos presenta, creo que cobran una importancia fundamental tres figuras o sujetos partícipes que van a influir más que nunca en que la gran mayoría de las Pymes puedan salir adelante. Si en circunstancias normales la dependencia de terceros es muy relevante, ahora, durante los próximos meses y años va a ser esencial, crítica diría yo: en primer lugar lo Público en cualquiera de sus expresiones o ámbitos de responsabilidad; en segundo término los Bancos y cualquier operador financiero, quienes manejan gran parte del “oxígeno”; y en tercer lugar las medianas y grandes empresas que gestionan gran parte de las compras a las Pymes y por ende del flujo de pagos.
Los apoyos de carácter Público en forma de subvenciones, garantías, aplazamientos, reducciones de impuestos o cualquier otro formato de ayuda van a ser imprescindibles para las Pymes.
Los Bancos y operadores financieros van a jugar un papel esencial, como en cualquier crisis económica. Comprender y entender bien la relevancia del momento y la necesidad de dotar de liquidez a las empresas va a condicionar no solo la supervivencia de las mismas, sino que incluso puede afectar al propio futuro y viabilidad de muchas entidades. No es momento para mantener márgenes y retornar dividendos. Va a ser una época, una transición a un nuevo escenario que no tiene parangón, que no se ha estudiado en ninguna escuela de negocios y que no tiene punto de comparación en crisis anteriores.
Por último, nos referiremos a las medianas y grandes compañías, las que manejan gran parte de los pagos que se realizan a las Pymes, las que controlan y establecen los términos y condiciones, los sistemas y mecanismos para realizar los mismos, las que suelen imponer los plazos de pago. Los jefes de compras y los responsables financieros deberían modificar su forma de pensar, deberían cambiar sus hábitos y costumbres para identificar modos y maneras de apoyar a sus proveedores, de transmitir apoyo sin ambages a su cadena de suministro. No solo se trata de ayudar a la viabilidad de las Pymes suministradoras, se trata de asegurar el propio futuro y de reducir impactos en el propio proceso productivo de la empresa.
La brutal inmediatez de las consecuencias de un drástico semi cierre económico, el tremendo impacto por interdependencia comercial interna y externa, la rapidez con la que las noticias se desplazan y la “anticipación” que cada uno quiere poner a sus acciones para tratar de reducir la afectación, requieren de una respuesta, de un comportamiento, de una actuación nueva y diferente a cualquier otra que se haya podido aplicar en crisis anteriores, incluso a las medidas y directrices tomadas en la dolorosa crisis de mercados y liquidez que comenzó hace ahora algo más de diez años.
Posibles soluciones en el ámbito de los pagos
Centrándonos en la financiación comercial para las Pymes creo que es el momento de impulsar aquellas soluciones ya existentes que más pueden facilitar el circulante a las Pymes y de atrevernos a desarrollar e implantar otras nuevas que vayan en esa misma dirección.
Los próximos meses serán sin duda esenciales desde el punto de vista estratégico para las entidades y los operadores del mundo de la financiación, condicionando su posicionamiento, su oferta y los resultados de los próximos años a las decisiones que ahora se puedan tomar. Es tiempo de asumir nuevos retos e identificar oportunidades allí donde otros pueden no ver sino amenazas y justificaciones de una determinada evolución consecuencia de las circunstancias.
Si hablamos de soluciones ya existentes e implantadas en numerosas geografías, creo que podemos coincidir en que el Supply Chain Finance (SCF) es sin duda una de las palancas más interesante para apoyar a las Pymes en épocas de dificultad.
Sirva como referencia el caso español para ilustrar la potencia, capacidad y sentido de este producto en entornos de crisis económicas. El Confirming, que así es como se denomina el SFC en el mercado español, tuvo sin duda un papel muy relevante durante la última crisis económica, erigiéndose en un sistema altamente eficiente y adecuado para facilitar financiación a las Pymes.
SCF no solo es un sistema de pagos basado en órdenes confirmadas remidas por las medianas y grandes empresas a los Bancos para que estos puedan ofrecer la financiación a los proveedores y, en su defecto, pagar a vencimiento. SCF es una forma de entender cómo me quiero relacionar con mis proveedores en todo lo referente a los términos de pago de una transacción de compra-venta:
– Habilita una línea de financiación indiscriminada para todos los proveedores
– No consume capacidad crediticia del proveedor
– No requiere que el proveedor sea cliente de la entidad pagadora para ser financiado
– Si el proveedor solicita la financiación, recibe inmediatamente los fondos eliminando riesgos de impago de su balance
– Trabaja bajo sistemas operativos tremendamente sencillos y ágiles (App, Web, Contact Center, Oficina)
– No solicita ni requiere volúmenes mínimos ni compensaciones futuras del proveedor
– El pagador reduce sus tiempos de confirmación entre factura y envío de órdenes
– El pagador simplifica y eficiencia la gestión de sus procesos de pagos, elimina documentos y conciliaciones
Todas estas características del producto han hecho que cada vez sean más los clientes/ordenantes que lo utilicen, que lo incorporen como sistemática “natural” de pagos, no en vano mediante este sistema se pagó en España un volumen equivalente al 13% del PIB en 2019 y se realizó un tercio de toda la financiación comercial (según datos públicos de la Asociación Española de Factoring).
Como dato relevante podemos aportar que el índice de anticipos o la ratio que resulta de dividir los importes anticipados a los proveedores sobre el total de órdenes gestionadas en el sistema, pasó del 35% al 54% entre 2007 y 2014 en España, último período de crisis, lo que demuestra el valor e interés de este sistema en el mercado, especialmente para las Pymes con dificultades para obtener liquidez por otras vías.
Las entidades financieras también se están empezando a enfrentar a esta gran crisis y lo deberán seguir haciendo durante los próximos años. Para algunas, las que están preparadas, este es el mejor momento para continuar mejorando, destacar y aprovechar las oportunidades. Para otras entidades, este es sin duda el momento de abordar un profundo proceso de transformación para poder afrontar con garantía los retos de esta crisis y poder sobrevivir.
Este es, por tanto, a mi parecer, el mejor momento para que las entidades financieras inviertan, y avancen en proyectos basados en la sindicación del riesgo, en estructuras de refinanciación o ampliación de plazos, en el desarrollo de nuevas iniciativas para aprovechar mejor la inteligencia aplicada a la gestión del dato o el desarrollo de nuevos conceptos de control para detección precoz y seguimiento de la mora.
Tiempos de respuesta
Muchos de los que estáis leyendo este artículo conocéis bien lo que suponía en el pasado el desarrollo y la implantación de un nuevo sistema de SCF o un nuevo aplicativo de Factoring; cantidad de horas de diseño, configuración de requerimientos y funcionalidades, construcción y desarrollo de las plataformas e integración y adaptación con los sistemas estructurales que cada entidad u operador tienen. Meses que suelen convertirse en más de un año de proyecto.
Todo es más fácil si nos ponemos en las manos de una compañía especialista que hable nuestro idioma, domine el negocio de la financiación comercial y disponga de plataformas tecnológicas diseñadas para su rápida y fácil integración. Plataformas funcionalmente completas, basadas en las últimas tecnologías, realizadas por equipos con una dilatada trayectoria y que cuentan con referencias contrastables.
En tiempos como los actuales, una reflexión estratégica sobre los caminos que queremos seguir y las soluciones con las que queremos presentarnos frente a nuestros clientes y frente al mercado, es esencial.