El ‘Internet of Things’ (IoT) o ‘Internet de las Cosas’ conllevará cambios tan significativos en nuestra vida que a menudo es anunciado como “la Segunda Revolución Industrial”. Pero ¿qué entendemos por ‘Internet of Things’? Esta tecnología consiste en la conexión a Internet de un elevado número de objetos corrientes, tradicionalmente desconectados.
En un futuro cercano, las empresas, el gobierno y el público podrán conectar todo tipo de objetos a la red, como coches, frigoríficos, equipos médicos o libros. Además, los objetos podrán interactuar entre ellos, ya que cualquier elemento es susceptible a la transformación. Uno de los aspectos de la vida humana que más se verá transformado por el Internet de las Cosas será nuestros hogares. Gracias a la domótica, muchas casas son ya auténticas ‘smart homes’. Esta tecnología permite la autorregulación de la temperatura o la iluminación, con el consecuente impacto en el ahorro energético. Algunas persianas, por ejemplo, ya llevan implantados sensores que detectan el sol y pueden ser programadas para proteger las habitaciones del calor.
Otra de las aspiraciones del Internet de las Cosas es hacer de la lista de la compra algo del pasado: frigoríficos equipados con sensores especiales y conexión a Internet podrían comprar automáticamente los productos agotados o que ya no son apropiados para el consumo. Por otra parte, ya están disponibles en el mercado hornos inteligentes que determinan automáticamente la mejor manera de cocinar los alimentos de su interior. Una cámara permite que el proceso de cocción pueda observarse en vídeo desde nuestro teléfono móvil.
La importancia del Internet of Things para las empresas
Así lo ha demostrado la empresa holandesa Sparked, que se dedica a aplicar el Internet de las Cosas en el ganado. El sensor que han implantado permite monitorizar los movimientos y la salud de cada animal y resulta en la obtención de carne para el consumo humano de más calidad y en más abundancia. En cuanto al transporte, se prevé que en el año 2020 existan 250 millones de vehículos privados conectados a Internet. La seguridad vial, la congestión de tráfico en las ciudades y la gestión de espacios de aparcamiento son sólo algunos de los aspectos que mejorarán considerablemente gracias a estas tecnologías.
En cuanto al transporte, se prevé que en el año 2020 existirán 250 millones de vehículos privados conectados a Internet. La seguridad vial, la congestión de tráfico en las ciudades y la gestión de espacios de aparcamiento son sólo algunos de los aspectos que mejorarán considerablemente gracias a estas tecnologías.
Con todo, una de las ventajas más destacables del Internet of Things para las empresas es la reducción de costes operativos: es desde el ahorro energético en todos los procesos de la producción hasta aplicaciones para minimizar fallos de los equipos y automatizar procesos de reparación. Se prevé que el sector bancario sea el tercero más beneficiado, según un estudio de Research Now. De hecho, el cajero automático se considera el objeto pionero del Internet de las Cosas, ya que están conectados a la red desde 1974.
El aspecto de la industria financiera que va a jugar un papel más importante en la revolución del Internet de las Cosas es el de los pagos. Esto ya está sucediendo, por ejemplo, con el uso de pagos invisibles en el transporte con empresas como Uber o Cabify, en las que el proceso de pago es completamente automático y no requiere acción alguna por parte del cliente o del prestador del servicio.
El gigante Amazon, por su parte, está experimentando con pagos invisibles en tiendas físicas. En su nuevo supermercado de Seattle, los consumidores pueden entrar a la tienda, coger los productos que deseen de los estantes y abandonar el establecimiento sin pasar por caja. Sensores especiales implantados en la tienda detectan los productos que se ha llevado cada cliente y cargan el importe correspondiente en su tarjeta de crédito. Para ello, se combinan tecnologías como el ‘deep learning’, la visión artificial y la fusión de datos. Actualmente la tienda está aún testándose, pero Amazon tiene prevista la apertura de más de 2000 tiendas similares en los próximos diez años. El sector financiero también está apostando por los smartwatches o relojes inteligentes, que se convertirán previsiblemente en un método de pago clave en los próximos años.
Obstáculos a superar
Sin embargo, el Internet of Things se enfrenta también a una serie de obstáculos y cuestiones que deben solventarse para que la revolución suceda. Se prevé que uno de los mayores problemas sea la disparidad de estándares técnicos: las empresas están creando sus propios estándares y esta tendencia, de continuar, podría resultar en multitud de objetos conectados a Internet, pero incapaces de interactuar entre sí. Numerosos expertos han señalado la importancia de crear un estándar internacional.
Otro de los aspectos más cuestionados es la privacidad: la continua monitorización de los objetos generará datos sensibles, cuya protección debe garantizarse. En el momento en que un dispositivo se conecta a Internet, se expone a ser hackeado. En un estudio de Business Insider, el 39% de los participantes expresó reticencia a la hora de adoptar el Internet de las Cosas debido a preocupaciones por la seguridad. A pesar de estos retos, otros expertos opinan que no se puede poner puertas al campo y que la revolución que supondrá la irrupción del Internet de las Cosas es imparable.