Las finanzas sostenibles son las decisiones de inversión que se adoptan bajo un criterio ético e incluyen factores sociales y medioambientales. Se trata de una nueva forma de enfocar las finanzas, que ha provocado un cambio de cultura dentro del mundo financiero, que va adaptándose con el objetivo de satisfacer las demandas de un público cada vez más concienciado.
Las empresas son cada día más conscientes de las oportunidades de impulsar las finanzas sostenibles dentro de sus estrategias: los nuevos productos financieros innovadores, además de conseguir un resultado financiero satisfactorio, contribuyen a generar un resultado ambiental y/o social palpable. Según Naciones Unidas, la inversión ASG (ambiental, social y de gobernanza) ha crecido en el mundo de manera muy considerable, llegando a alcanzar los 35 billones de dólares.
Parece evidente que las finanzas sostenibles han llegado para quedarse y en el sector del Factoring las compañías son conscientes de ello. En los últimos años, se ha empezado a utilizar el concepto de «factoring verde» o «factoring sostenible«, un producto por el que las diferentes entidades han comenzado a apostar con fuerza. De hecho, en 2023, la Asociación Española de Factoring puso en marcha una Comisión ASG, mostrando el gran interés del sector por abordar los temas ligados a las finanzas sostenibles. Debemos recordar que en España, el Factoring y el Confirming son los productos de circulante más utilizados como herramientas de financiación de las empresas, y por tanto, como bien indica Alma María Abad, presidenta de la Comisión ESG de la AEF, «pueden ser una palanca fundamental a la hora de facilitar la transición de los clientes y proveedores hacia un modelo de negocio sostenible.»
Ventajas del factoring sostenible
El factoring sostenible va más allá de simplemente ofrecer financiación. Como comentábamos, implica considerar no sólo el rendimiento financiero, sino también el impacto social y ambiental de las inversiones en todas las etapas del proceso. Supone una evolución en el mundo de la financiación comercial: implica que las empresas, además de asegurar su viabilidad a largo plazo, también contribuyen de manera significativa a la construcción de un futuro más verde y sostenible para todos.
Una de las líneas de actuación del factoring sostenible consiste en la alineación de los criterios de financiación con prácticas sostenibles. Por ejemplo, las compañías que buscan financiación a través de factoring sostenible pueden ser evaluadas no sólo en base a su solvencia financiera, sino también en función de su desempeño ambiental. En este sentido se incluirían aspectos como el consumo de recursos naturales, la gestión de residuos, las emisiones de carbono o el compromiso con prácticas comerciales éticas y responsables.
Por otro lado, el factoring sostenible puede generar incentivos financieros a aquellas empresas que demuestren un verdadero compromiso con la sostenibilidad: desde tasas de descuento favorables o plazos de pago flexibles, hasta programas de apoyo específicos para proyectos ambientales dentro de la compañía.
Sin duda, uno de los mayores beneficios del factoring sostenible es su capacidad para impulsar un cambio de cultura dentro de las empresas: cuando integramos consideraciones ambientales en las decisiones financieras, fomentamos un concepto de negocio más consciente y orientado al largo plazo. Esto no sólo puede implicar mejoras tangibles en la eficiencia operativa, sino también en la reputación empresarial, que, a su vez, puede atraer a inversores y clientes comprometidos con la sostenibilidad.
Principales retos de las finanzas sostenibles
Según el Pacto Mundial de Naciones Unidas, estos son los principales retos a futuro que debemos superar si realmente queremos lograr la financiación necesaria para cumplir los ODS:
–Establecer un lenguaje común para las finanzas sostenibles a nivel global o regional a través de sistemas de clasificación unificados o taxonomías. A nivel europeo, miles de grandes empresas europeas están ya obligadas a reportar una primera fase de la taxonomía medioambiental, mientras que de forma paralela la Comisión Europea continua su proceso de desarrollo.
–Impulsar la transparencia y la rendición de cuentas en materia de sostenibilidad en los mercados financieros.
–Integrar a las pequeñas y medianas empresas en el ámbito de las finanzas sostenibles para salvar la brecha existente entre grandes y pymes.
En cualquier caso, los datos corroboran que aún queda mucho trabajo por hacer: si antes de 2020 la financiación destinada a la consecución de la Agenda 2030 ya era insuficiente, con un déficit de 2,5 billones de dólares, se calcula que actualmente esta brecha ha aumentado en un 70%. Según estimaciones de la OCDE, la diferencia entre los flujos financieros destinados a los ODS y las necesidades de financiación para cumplir con estos objetivos es ya de 4,2 billones de dólares anuales en los países en desarrollo.
En este sentido, la educación juega un papel fundamental: es vital que los futuros profesionales del sector estén debidamente formados en materia de sostenibilidad y que conozcan y comprendan los múltiples beneficios de las finanzas sostenibles. Las universidades, conscientes de este gran reto, han comenzado a organizar diferentes formaciones especializadas. Un reciente ejemplo es el II Seminario Internacional de Finanzas y Sostenibilidad: Educación y Finanzas Sostenibles, organizado por el Grupo de Investigación Consolidado de Estudio y Evaluación de Políticas Económicas (GIEEPE-URJC) y el Grupo de Innovación Docente en Economía y Finanzas (GIDEF) de la Universidad Rey Juan Carlos, que Alvantia ha tenido el honor de patrocinar.
Además, Alvantia está firmemente comprometida con la construcción de un mundo más justo, sostenible y equilibrado. Desde 2014, forma parte del Pacto Mundial de Naciones Unidas, iniciativa que lidera la sostenibilidad empresarial en el mundo y que ayuda a las compañías a alinear sus estrategias y operaciones con los Diez Principios universales, promoviendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el sector empresarial.