Sin duda, el riesgo operacional es una cuestión que preocupa a las entidades financieras. Sin embargo, en muchas ocasiones éstas focalizan sus recursos en los grandilocuentes procesos de marketing y ventas, infravalorando los operativos. Y la verdad es que deberíamos considerar a los procesos operativos como de primera línea, especialmente dentro de la industria del circulante y de la gestión de la cadena de suministro.
Podríamos definir el riesgo operacional como toda contingencia que puede provocar pérdidas a una empresa a causa de errores humanos, de errores tecnológicos, de procesos internos defectuosos o fallidos, o a raíz de acontecimientos externos (fraudes, accidentes, desastres, etc.). Con esta definición observamos que es un tipo de riesgo consubstancial a todos los procesos realizados por seres humanos. Así entendido, el riesgo operacional incluiría también el «riesgo legal».
Es de vital importancia realizar un exhaustivo control del riesgo operativo en todos los departamentos de las entidades financieras que comercializan productos de circulante, muy especialmente en el departamento de back office. De hecho, la evaluación adecuada de los riesgos operativos es fundamental, pues permitirá a las entidades financieras protegerse de una forma eficaz y eficiente. Una evaluación exitosa de estos riesgos es clave y se puede convertir en una importante ventaja competitiva.
Por ejemplo, una mala gestión en los procesos de conciliación de pagos supone un gran riesgo operacional que podría acabar afectando a la relación con nuestros clientes y podría llegar a incurrir en «riesgo legal».
Por lo tanto, podemos concluir que, en la ejecución de los procesos, todas las organizaciones están expuestas a un conjunto de riesgos que tienen el potencial de afectar no sólo a la operativa diaria, sino también a la imagen de la compañía e incluso al crecimiento de su negocio.
El riesgo operacional también puede tener un impacto directo en los ingresos, los beneficios, la reputación y la capacidad de una empresa para cumplir con sus responsabilidades. Contar con una adecuada gestión del riesgo operacional se va a convertir en un elemento diferenciador y nos aportará, con toda seguridad, una ventaja competitiva.
Es posible que, una vez identifiquemos esos posibles riesgos, no sepamos qué hacer para empezar a trabajar en la mitigación y gestión efectiva de los mismos. No obstante, la tecnología puede ser de gran ayuda en este sentido. La selección de una buena plataforma tecnológica, que facilite la gestión de los productos de circulante (automatizando los procesos de negocio y evitando las manualidades) puede evitarnos muchos quebraderos de cabeza.
La plataforma software de Alvantia dispone de un sofisticado sistema de parametrización a distintos niveles, un exhaustivo control de riesgos y la automatización de todos los procesos de negocio, todo ello encaminado a minimizar los inherentes riesgos operativos de los productos de circulante.
Además, Alvantia también ofrece un servicio integral de consultoría especializada a las entidades financieras que comercializan productos de financiación del circulante, tanto a las que están despegando, como a las que cuentan con una dilatada trayectoria en el sector.